viernes, 7 de octubre de 2011

“AGRESIONES” ENTRE LOS NIÑOS DE 0-3 AÑOS.



A los educadores  nos preocupan mucho los niños que se expresan mordiendo, pegando, arañando,.. Pues aunque estemos vigilantes son tan rápidos que muchas veces no llegamos a tiempo de evitarlo. Además, es una conducta que hace daño a los demás niños y genera mucho malestar entre los padres.
Para empezar es conveniente empezar por reflexionar sobre los motivos por los que los niños presentan estas conductas:
·         Los bebés emplean su boca para explorar, aprender y también para relacionarse. Es una de las partes de su cuerpo que se encuentran más desarrollada. En ocasiones con la dentición necesitan calmar sus encías con lo cual muchas veces muerden porque carecen de autodominio y actúan impulsivamente.
·         En el caso de niños de 1 a 3 años las razones son diferentes (los niños de 1-3 años no saben compartir, cuando van a la E.I. y quieren algo lo cogen y si el otro se resiste, es posible que le tiran del pelo, le muerden o le arañan). Los niños se pueden mostrar así por:
o   Están en plena fase oral: necesitan sentir las cosas con la boca, que tiene gran importancia en cuanto a sensaciones, explorar y relaciones del pequeño.
o   Por pensamiento egocéntrico: no entienden que lo que otro tiene no es suyo, ni tampoco que el bocado u otra agresión produzca dolor al otro y lo haga llorar.
o   Sobreprotección: una de las consecuencias de la sobreprotección es la baja tolerancia a la frustración. En casa se lo han dado todo y en clase son uno más, esto es difícil de ser asimilado.
o   Se puede convertir en un recurso para llamar la atención.
o   Por exceso de emoción, alegría o cariño: muchas veces lo que parece una agresión no es más que un acto de cariño (fase oral, es muy placentero poner la boca en la cara o el cuerpo de otro niño, y simplemente se pasan).
o   Por ausencia de lenguaje oral: no pueden resolver sus conflictos hablando. Su agresividad es, simplemente, una manera de decir qué quieren o qué no quieren, su modo de hacerse entender y de resolver los problemas.
o   Por costumbre: porque en su casa le han “reído la gracia”.
o   Por influencia de los medios de comunicación.


Estrategias para el aula.
Se entiende que estas conductas agresivas están dentro de lo normal a esta edad, pero es necesario encauzarlas hacia otras formas de relación más adecuadas. Las siguientes pautas pueden ayudar a afrontar y superar estas situaciones:

·         La clave está en corregir estos episodios con constancia pero sin dureza, no hay que ofrecerles modelos agresivos.
·         Ante un incidente de este tipo (mordisco, golpe, arañazo,..) lo primero es atender al niño que ha sido agredido, calmarle y ofrecerle seguridad.
·         Al que ha provocado el altercado hay que hacerle entender que lo que ha hecho no está bien, que ha hecho daño a su compañero.
·         A continuación, el niño que ha mordido participará en la reparación del daño. Puede ayudar a poner un paño frío o aplicar pomada.... Hay que animarle a dar alguna muestra de cariño al agredido.
·         Si vuelve a presentar la misma conducta otra vez, hay que actuar igual. Es importante evitar frases como: “¿Otra vez has mordido?”, “Voy a decírselo a tu madre”, “Ya es la tercera vez hoy”, etc. No debemos  etiquetar a los niños de malos, pegones,…
·         Si el comportamiento se repite, es conveniente apartarlo un ratito (unos dos minutos) al rincón de pensar, cuando vuelva al grupo continuará su actividad con toda normalidad.
·         Hay que hablar con los padres, pero nunca delante del niño. Se les puede informar con una nota o a través de la agenda (pues es posible que lo que él quiera sea llamar la atención).
·         Es imprescindible reconocer el buen comportamiento de los alumnos que molestan a sus compañeros habitualmente cuando se “han portado bien”: Se puede hacer al final del día.
·         Cuanto más claras están las normas y los límites en el aula, antes los interiorizarán y podrán ir desarrollando habilidades sociales alternativas a la agresión para resolver los conflictos.

Para que esta conducta no se llegue a convertir en un hábito, es importante ofrecerle,  al niño otras maneras de expresarse y relacionarse con sus compañeros. Si sólo se le riñe y penaliza sin mostrarle alternativas, tan sólo estamos castrando su expresión emocional, pero no dándole salida a través de otras maneras, de otras  conductas:
-Si en el  momento de la agresión se intuye el motivo de la misma, debemos ofrecerle al niño cómo debería haberse expresado. Nuestro tono no debe ser severo, ni de enfado. Usemos un tono más bien reconciliador y una expresión amorosa “Qué querías ¿Qué te diera su juguete? Pues se lo pides, por favor me dejas tu muñeco”. “¿Te sentías asustado porque jugaba muy cerca, pues le dices no me molestes, o te vienes a jugar aquí que esta zona es más tranquila”. “¿Hoy estás de mal humor? Pues patalea con los pies, pega a la almohada, o muerde este juguete (un mordedor) así no harás daño a nadie. A esto sí le puedes morder.”
-Aunque no se sepan los motivos de la agresión, es necesario darle un mensaje alternativo para que vaya aprendiendo cómo podría haberse expresado sin dañar.
-Evitar con los padres, con los hermanos juegos del tipo “Te voy a comer”, “Te quiero tanto que te como” tan típicos en estas edades, pues potencian el poder de la boca. No jugar a luchar.
-Elogiar, alabar cuando el niño resuelve sus problemas de una forma pacífica “Muy bien, le has cogido su juguete sin hacerle daño” “Muy bien, muerdes el mordedor y así no haces daño”. “¿Estás cuidando tu muñeca? ¿Lo haces con besitos? Con la boca se dan besitos, seguro que tu muñeca está muy contenta de tus cuidados”
-Aprovechar cuando coma para resaltar que se muerde la comida.
 Necesita la misma actitud de respeto y cariño que todo niño. No etiquetarlo de niño/a difícil, ni conflictivo/a..
-Tratar el tema con los padres de los niños mordidos con naturalidad y honestidad. Es muy normal que les disguste que hagan daño a su hijo y lo muestren a los educadoras con quejas, enfados,…. Les transmitiremos que son peculiaridades normales del mundo infantil (como las rabietas, el gusto por los cuentos, el No!, el control de esfínteres, etc.).
-No les hablemos mal del niño/a mordedor para aliviar su enojo de padres heridos, pues con ello estamos  animando a que los padres lo critiquen.

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